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miércoles, 18 de mayo de 2016

5 cosas que no podemos cambiar / por Davíd Richo

# 01 # CINCO COSAS …

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# 01 # CINCO COSAS QUE NO SE PUEDEN CAMBIAR

5 cosas que no podemos cambiar  por    Davíd Richo

Dice…{en la solapa}
…la fuente de nuestro sufrimiento no son los obstáculos, sino el hecho de temerlos
y luchar contra ellos.
…si aceptamos y abrazamos las cinco circunstancias inevitables, descubrimos que así desarrollamos nuestro coraje y alcanzamos más compasión y sabiduría, más felicidad…
PRIMERA PARTE:
100.- …LOS HECHOS DE LA VIDA
27…144
Afrontar la crudeza de la realidad es la forma más elevada de cordura y visión iluminada. […]
La devoción progresa mediante varias fases de desenmascaramiento hasta que llegamos al punto en que vemos el mundo directa y simplemente, sin imponer nuestras ficciones […]  Puede que tengamos la sensación de estar perdidos o de quedar expuestos, una sensación de vulnerabilidad.  Eso es únicamente una señal de que el ego está perdiendo el control de su territorio; no es una amenaza.
CHÖGYAM TRUNGPA RINPOCHE  {p.27}  
101.- TODO CAMBIA Y ACABA
{p. 29}
  El primer hecho de la vida es que los cambios y los finales son inevitables para cualquier persona, relación, entusiasmo o cosa. […] Todo comienzo conduce a un final.
Nuestro cuerpo envejece. Nuestras posesiones se deterioran. Nuestros recuerdos se desvanecen.
  Sin embargo, cuando confiamos en el proceso de evolución nos damos cuenta de que esta manera de ser las cosas es la mejor. Los cambios hacen que el universo continúe desplegándose. Quizás las cosas acaban para que nosotros podamos alcanzar una alta cima espiritual siendo así que ya no intentamos seguir controlando todas las cosas. Esto es un misterio y por lo mismo sería sensato  cambiar nuestro “¿por qué?” por un “Sí”.
Podemos dar un sí incondicional a los hechos de la vida. Un “Sí” incondicional es dar la bienvenida a la vida, de cualquier forma que se nos dé.
La transitoriedad de la vida no tiene por qué impedir que seamos felices.  En Eclesiastés(9:7-10) se nos dice que disfrutemos de la vida en compañía de nuestra pareja, que comamos y bebamos vino con el corazón alegre, y que hagamos el trabajo diario con exuberancia. Un camino para adentrarse en el misterio del cambio y los finales puede ser el de la paradoja: decir sí con gusto a lo que es insatisfactorio. {p.30}
101.- CÓMO REHUÍMOS O ACEPTAMOS
El maestro Eckhart escribió: “Todo está hecho para que lo soltemos y así el alma pueda estar en la nada sin trabas”. Hay en esta afirmación una profunda consciencia espiritual.
Primero miramos todo lo que hay a nuestro alrededor y decimos: “Todo esto pasará”. Luego nos miramos a nosotros mismos sin nada a lo que agarrarnos y pensamos: “Quiero estar libre de trabas. Quiero ser puramente nada. Quiero estar en la totalidad del ”.
En nuestra cultura occidental estamos rehuyendo continuamente mirar de frente la realidad del cambio y de la muerte, la realidad de los finales…  Actuamos como si fuéramos incapaces de afrontar esa realidad… pero estamos preparados para afrontar las pérdidas y los finales: Podemos acongojarnos.
Cuando tenemos una pérdida, a menos que reprimamos los sentimientos, automáticamente nos entristecemos, nos enfadamos o nos asustamos.  Estos sentimientos de dolor nos ayudan a soportar los hechos de la muerte y de los finales. Esa congoja es el aspecto del   cuando afrontamos las condiciones de la existencia. El hecho de que seamos capaces deacongojarnos nos dice que somos capaces de  afrontar las pérdidas y los finales y dirimirlos. Nuestra misma naturaleza, como la naturaleza misma, está preparada para afrontar la muerte en vez de negarla.
Ciertamente, la aceptación ante la muerte no es extraña a quienes hayan pasado su vida adulta soltando el ego y sus apegos. El dolor, el sí a las lágrimas, hace posible la aceptación de la realidad y de sus condiciones, incluido acabar en la muerte.
Como todos los hechos de la vida representan una pérdida, el dolor es un medio hábil para afrontar todas ellas. Simplemente si negamos la necesidad del dolor, no tendremos la oportunidad de fortalecernos con lo que nos depare la vida.  Depende de nosotros aceptar experimentar congoja que requieren las condiciones de la vida. Depende de nosotros confiar en que esa congoja sea la manera de dirimir nuestras pérdidas  y así tras pasar por esas pérdidas llegar a lo que viene después, el estilo evolutivo.
Pasar por la experiencia de la congoja por haber perdido a nuestra pareja o a un familiar, por ejemplo, nos ayuda a dejar de aferrarnos a ellos.
El dolor nos prepara para, con el tiempo, dejar de apegarnos al pasado y poder sentir cercanía con otras personas que conoceremos  y  que  nos ofrecerán cosas similares a las que hemos perdido. De esta manera ya no nos sentimos solos y aislados, sino reconciliados con la realidad y reconectados con otras personas. {p. 32}

***
102.- ATRAÍDO  O  REPELIDO
Nuestros sentimientos de atracción o de repulsión hacia personas, lugares y cosas parecen fluir sobre una curva campaniforme.
Notamos tres fases en la curva: crecimiento, cúspide y declive. Por ejemplo, oímos una canción y nos encanta (interés creciente). Así que compramos el CD y lo escuchamos continuamente (cúspide de disfrute)- Luego lo oímos con menos frecuencia (declive del interés), y, finalmente apenas volvemos a escuchar la canción que tanto nos gustaba.
[…].
Las relaciones amorosas siguen ese mismo patrón de  la curva campaniforme.  “Ya no es como antes”, decimos de una pareja de amantes. […].
Cada uno de los cinco hechos principales de la vida se enfrenta con nuestras ilusiones profundas. a) El hecho  de que las cosas cambien se enfrenta con nuestra ilusión de la continuidad. b) Contra nuestra ilusión de control, nuestros planes fracasan. c) Nuestra ilusión de que las cosas serán justas ó de que d) no experimentaremos el dolor, ó de que e)  la gente será digna de confianza… es recusada por los hechos que afrontamos a lo largo de la vida.  Los hechos dados nos liberan de la ignorancia y de la ilusión.
En una práctica como la presencia de mente, cultivamos la atención al aquí y al ahora, sin editarlo y sin que interfiera nuestra historia. Así es como nos liberamos de la ilusión. La presencia de mente nos escolta hasta el camino medio entre la atracción y la repulsión. No nos apegamos a lo que es atrayente ni huimos de lo repulsivo. {p. 34} […]. …Notamos nuestros deseos de acercarnos o alejarnos, sin tener que actuar siguiendo esos deseos. En esa posición central está el  a la realidad total, en vez delno a una u otra de sus dimensiones. Optar por eso es elegir el trabajo psicológico y la práctica espiritual.
Psicológicamente, tiene sentido acercarse o alejarse de las cosas. Es una señal de sano discernimiento, criterio y asertividad. La psicología es la ciencia del ego, y al ego le van muy bien las distinciones y las opciones. Sin embargo, elegir entre “esto… ó esto otro” no deja espacio para la dimensión espiritual del discernimiento. Es ignorancia insistir en una opción en vez de abarcar todas las posibilidades que hay en el espectro.
La flexibilidad espiritual se desarrolla con la reconciliación de contradicciones aparentes. Es la ciencia de la paradoja, es decir “esto… y lo otro”.
Por ejemplo, en la práctica budista los votos del bodhisattva ordenan al practicante que ponga a los demás por delante de sí mismo. Es el mismo compromiso que hay en “Ama a tu prójimo”. Sin embargo, la habilidad psicológica de la asertividad da preferencia al propio interés sin dañar a otros.
¿Cómo hacemos para  reconciliar estas dos recomendaciones?
La respuesta está en determinar los territorios de cada dimensión de la vida. En el trabajo psicológico trabajamos con la dualidad ya que nuestro “yo” está en nuestra unicidad. En la práctica espiritual no hay dualidad ya que no tenemos ningún “yo” en el sentido de “esto…o esto otro”, pues tenemos una interconexión entre “esto… y lo otro”. Me cuido, pero no a expensas de los demás; antepongo a los demás, pero no a expensas de mí mismo.
En el movimiento de autoayuda, aprendemos a integrar nuestro trabajo psicológico y nuestra práctica espiritual, pero teniendo conciencia de que el trabajo psicológico es dualista y la práctica espiritual es no-dualista. La integración es tarea de la paradoja por la que reconocemos las diferencias y encontramos una manera de vivir entre ellas. En ese camino medio está el equilibrio que hace incondicional al sí, el cual ya no está condicionado por un “o esto…  ó lo otro”.
Esto… y lo otro” reflejan las enseñanzas de la tradición budista tántrica, en la que las condiciones de la existencia son aceptadas como la útil materia prima de la práctica espiritual. Nuestros problemas personales y nuestros conflictos interpersonales se convierten en el camino a la compasión y la sabiduría. Ni negamos ni evitamos los sentimientos que nos provocan las condiciones de la vida. Los hechos dados y nuestras respuestas son ingredientes esenciales para nuestra iluminación. […].
La aceptación de la realidad ó “Sí” incondicional de los hechos de la vida, puede vehicularse psíquica, mística o espiritualmente con el resultado de que se da fuerza y valoración a nuestra interconexión.{p.35}
***
103.- 
ENVEJECER:
UNA IMAGEN CAMBIANTE EN EL ESPEJO

Nuestra personalidad también pasa por fases a lo largo de nuestra vida. Nuestro ego de la adolescencia, a veces tan arrogante, acrecienta su ambición de poder durante la juventud y primera edad adulta.
Al pasar de los cuarenta y cinco años, las cosas cambian. Si decimos sí al cambio, pasamos por ello con gracia y aplomo. […].
… ahora estamos en una nueva fase de la vida, una fase que puede tener menos glamour pero más sabiduría. […]. {p.36}.
…Según vamos envejeciendo, podemos acceder con gracia a los cambios del marchitamiento.  Mi cuerpo dijo sí a este envejecimiento, lo cual nos libera  de estar excesivamente preocupados por la apariencia. Entonces, la naturaleza puede mover nuestro foco a la sabiduría,  […].
Un  al hecho de que todo cambia y acaba  es un   a dejar que la naturaleza  siga su curso en nosotros. […]. No podemos controlar el proceso o tener garantizada la sabiduría, pero un incondicional nos sitúa en la mejor posición para que entre la luz. {p. 37}.
*** 
104.-
 LO QUE NOS HACE TAN CONTROLADORES
{p.37}
Lo opuesto al “sí” no es el “no”; es el control. Detrás del impulso a controlar está el miedo a que tendremos que sentir algo doloroso. Cada hecho dado insulta al ego que quiere creer que tiene todo el control. El  es aceptación; el no es repudio.  Debemos aprender a aceptar el hecho de que a veces no podemos evitar un cambio que no deseamos en nuestra vida. Paradójicamente, esa aceptación nos trae serenidad. Tratar de controlar totalmente lo que nos sucederá nos hace antagonistas a los hechos de la vida y en consecuencia mantiene el estrés. Mientras seguimos reacios al Sí, nuestra vida es un vaivén titubeante entre el terror y el control. {p.38}
Dejar el control significa que los hechos dados se imponen. El control es una de las maneras de escapar de la vida real. El control es una ilusión tan arraigada que incluso pensamos que podemos abandonar el control cuando lo deseemos. Pero no abandonamos el control; lo que abandonamos es la creencia de que podemos controlar. El resto es cuestión de gracia. Los hechos de la vida son las herramientas que nos da el universo  para esa lección. {p. 38}.
La preocupación está relacionada directamente con el control. Parece que nos preocupamos por el futuro, nuestra economía y finanza, nuestro trabajo y relaciones sociales, etc. ; pero en realidad nuestra única inquietud es que no podamos controlar lo que suceda en nuestra vida.  Y esto es así porque tememos no poder afrontar lo que nos ocurra; porque todavía no hemos aceptado el  incondicional.
Cuando comenzamos a decir sí a las realidades de nuestra vida, no debemos imponer nuestro sí particular a otras personas, ya que cada uno tenemos una realidad diferente que afirmar. Cuando estaba iniciando mi dieta de comida sana, le dije a mi hijo Josh, que se abstuviera  de la llamada “comida basura”. Mi hijo, que entonces tenía 20 años de edad, me respondió que “cuando llegue el momento de cambiar mi régimen alimenticio, lo haré”. No es totalmente acertada su explicación, pero tiene su parte de razón. Yo estaba imponiendo a su cuerpo joven mi nuevo sí, y él no accedió.
Ahora tengo más cuidado con Josh y con todo el mundo, para no ser yo un activista  Crítico, Intérprete y Aconsejador.  Deberíamos hacer una práctica espiritual (especialmente en relación con nuestra propia familia), de no criticar la conducta de otras personas, no interpretar lo que hacen y no aconsejar, a menos que se nos pida consejo. Nuestra comunicación social y afectiva se hace más amorosa y respetuosa si eliminamos de nuestro repertorio esos tres comportamientos: Criticar, Interpretar y Aconsejar. Es más: acosar a otras personas como Crítico, Intérprete y Aconsejador (C.I.A) es mortalmente dañino para las cinco cualidades básicas del amor genuinoAtención, Aceptación, Agradecimiento, Afecto y Autorización. (Lo que llamo las cinco aes) [ver en 5º hecho que no se puede cambiar , # 501, Capítulo 5 de  “Cinco cosas que no podemos cambiar”].
[…] La mayoría de nosotros  tenemos tendencia a controlar porque tenemos miedo al dolor, pues tratando de prevenir pérdidas no tendremos que acongojarnos.  No es divertido estar triste por las pérdidas y nuestro ego harapiento se siente insultado e impotente, y eso nos resulta intolerable.
Permaneciendo en el control eludimos estas invitaciones a la humildad.
Vivir más íntegramente el presente en nuestro trabajo espiritual. El primer hecho de la vida, el hecho de la transitoriedad, significa que todo seguirá cambiando en nuestra vida. […].
Cuando abandonamos lo que en Hamlet se llama “nuestra terca oposición” a los hechos de la vida, ponemos nuestro destino con el del resto de la humanidad. […]. Mantenemos la cabeza en la misma dirección que la realidad. Lo cual significa vivir la vida sin adornos, sin fruslerías, sin un padrino que nos cubra la espalda. […]. Ya no me importa tanto controlar cómo soy. Me siento intrigado por saber cómo seré.
Mientras luchemos contra las reglas de la vida, nos asustará el contacto directo con la realidad, que constituye la esencia del verdadero crecimiento. La presencia de mente –por hacer hincapié en la presencia total en el momento tal como es—nos resultará muy difícil.  Puede que recurramos a muchas cosas externas para protegernos: dinero, sexo, alcohol, café, comida, fumar, drogas y, por supuesto, los movimientos incesantes de nuestra mente frenética con todos sus miedos y esperanzas. Cuando analizamos a conciencia nuestros miedos, vemos que, en su base, todo miedo es un miedo a no tener el control.
Hay algunas experiencias que nos incomodan diariamente, en las cuales la causa de la incomodidad es el tema del control. El control se opone a un  sano y robusto  a la realidad tal como es.  Esto significa que estamos en contra de no poder controlar la realidad.  A menudo experimentamos contrariedades en las cuales, si miramos con atención,  veremos un factor de control. Por ejemplo, en contrariedades como estas 16 siguientes:
01.- queremos ser diferentes de  cómo  somos.
02.- queremos que otros sean diferentes a como son.
03.- queremos que alguien nos llame o nos visite.
04.- no nos gustan las pruebas o esperar sus resultados.
05.- la casa no está suficientemente limpia u ordenada.
06.- no podemos eliminar de una vez las hormigas o cucarachas de nuestra casa.
07.- no logramos perder obesidad o bajar la tensión arterial.
08.- nos obsesiona lo que sucedió o lo que podría suceder.
09.- tenemos sentimientos, humores y hábitos que no nos gustan.
10.- no dormimos tanto tiempo como quisiéramos.
11.- nuestra pareja, familia, etc., no actúan como quisiéramos.
12.- nos sentimos impelidos a anticipar todas las posibilidades.
13.- aunque lo intentamos, no logramos caerles bien a ciertas personas.
14.- no hemos tenido éxito en un trabajo, plan financiero o relación amorosa.
15.- tras una discusión, se nos ocurre la respuesta adecuada o qué decir cuando ya es tarde.
16.- nos falta pericia en matemáticas, fútbol o jardinería.
En cada una de estas dieciséis contrariedades está subyacente la creencia de que deberíamos controlarlo todo en todo momento. Esta creencia obsesiva en nuestro control nos lleva a la ansiedad. Es lo opuesto a la serenidad, resultado de un sí incondicional a lo que es, a nosotros mismos y a los otros. {p. 41}
En un mundo en el que las cosas cambian y acaban, tiene sentido una actitud de aceptación y confianza, actitud imposible si no soltamos el control.
En un mundo en el que comprobamos que el control no resulta eficaz y fiable,  necesitamos no el control, sino la capacidad de estar satisfechos actuando lo mejor que podamos y dejando que los dados caigan como caigan.  Entonces es el momento de ocuparse de lo que suceda, sea lo que fuere. El control obsesivo entorpece las probabilidades de que encontremos las nuevas posibilidades que surgen cuando aparecen en nuestras vidas rumbos sorprendentes o no previsibles. Lo  impredecible  ya no es tan  temible y es más atractiva pues nos abre nuevos caminos hacia una “nueva frontera”. {p. 42}
[Un ejemplo de cómo la vida y el destino suceden de manera sorprendente es el caso de algunos artistas o escritores que llegaron a serlo debido a un accidente que los inmovilizó en un hospital. San Ignacio de Loyola se dedicó a la religión como consecuencia de sus heridas de guerra como soldado.]
***
105.- NO HAY NADA SEPARADO
Aldous Huxley comentó que la frase “Yo soy” contiene dos errores: Yo  da una impresión de separación; soy  da una impresión de permanencia.
Sin embargo, parece ser un hecho dado de la ecología que no hay ninguna separación, y un hecho dado de la existencia física es que todo está cambiando. Estos dos conceptos están conectados, ya que, cuando todo está inter-relacionado –no hay ningún yo  separado—no estamos en conflicto con el hecho de la transitoriedad. Cuando nos sentimos desesperados por crear algunas amarras seguras, nos estamos evadiendo del hecho de la vida de que todo tiene que cambiar y transformarse, un hecho que incrementa el espíritu.
La práctica budista de la presencia de mente reconoce el sufrimiento que caracteriza al cambio y a la transitoriedad, y recomienda no escapar del sufrimiento, sino prestarle atención. Estamos presentes (mentalmente) en lo que pasa sin recibir interferencias del ego: el miedo, el deseo, el control, el juicio, la ilusión, las quejas. Pero si nos involucramos en el miedo y el deseo del ego en vez de estar aquí y ahora como seres que respiran y que están continuamente en medio de los sucesos del momento, es entonces que contribuimos a nuestro propio sufrimiento.
Cuando reducimos nuestro aprieto a solamente lo que es, sin añadidos o comentario editorial, y le decimos ,  dejamos de batallar contra la realidad.
Decir   es ganar acceso a otra voz dentro de nosotros, en vez de la voz de nuestro quejosoego ventrílocuo. El  refleja nuestra verdadera naturaleza (naturaleza búdica), el testigo alerta y justo que hay en nosotros.
La realidad no accede a nuestros deseos o planes, sino que permanece absorta en su camino estrecho.
Estar en contra de la realidad nos causa sufrimiento. Por tanto estamos libres de sufrimiento si nos libramos de la influencia de unego entrometido.  De la creencia en la permanencia (de las cosas) resulta un aferramiento a ella que nos causa sufrimiento. Por consiguiente debemos abandonar la creencia en la permanencia. Al ego le gusta agarrarse y aferrarse (a las cosas) y el resultado es ansiedad y decepción. Por tanto, para poder ser felices dejamos de controlar. Dejar de controlar no es una pérdida sino una emancipación.
FE……………………….MIEDO
……….ESPERANZA……………
AVARICIA……………….AMOR
Veamos lo que nos dice la figura de arriba:
Nos encontramos ante dos ejes en los que vivir.
En el centro de los dos ejes se sitúa la ESPERANZA.
En el eje de la luz  vivimos con FE, ESPERANZA y AMOR.
En el eje de la obscuridad vivimos con MIEDO, ESPERANZA y AVARICIA.
En la columna vertical de la derecha vemos que el AMOR verdadero cancela el MIEDO.
En la columna vertical de la izquierda vemos que la FE hace innecesario aferrarse, es decir, la AVARICIA, ya que, como los gorriones, podemos confiar en que tendremos lo que necesitemos sin tener que acumular provisiones.
En la segunda línea horizontal, el AMOR, con su capacidad de confiar y soltarse, nos libera de la AVARICIA.
En la primera línea horizontal la FE, que también es confianza, nos libera del MIEDO.
La ESPERANZA, que puede ser negativa ó positiva, es el centro de todas nuestras inclinaciones. Negativamente, la esperanza puede mantenernos estancados o apegados. Positivamente, la esperanza es la confianza en que la obscuridad no es permanente, sino, más bien, un eclipse tras el que volverá la luz. La ESPERANZA es el don incondicional para  nosotros (como Pandoras curiosas y anhelantes), que vamos de un eje al otro tantas veces a lo largo del transcurso de nuestra vida. {p.43}
***
***
106.-  UNA PRÁCTICA ESPIRITUAL PARA LAS DOS MANOS
Soy consciente de que siempre tendré algún miedo. Pero mi conducta o mis decisiones no tengo que basarlas en el miedo. Puedo sostener en una mano mi miedo y en la otra mano sostener mi compromiso a no actuar ya basándome en el miedo. Esta combinación a dos manos parece más fácil que llegar a no tener ningún miedo.
Un ejemplo de esta práctica espiritual a dos manos es decir: “Puedo sostener con serenidad mi necesidad de una relación y no tener ninguna en estos momentos”.
Otro ejemplo: Pierdo mi trabajo y me siento deprimido y asustado. Pero también sé que tengo que buscar otro empleo. Puedo sostener en una mano mi situación de desempleado, con aceptación serena de la realidad de mi pérdida. Y, en la otra mano sostengo la búsqueda de empleo. Así es como mi depresión –un hecho dado en cualquier vida de vez en cuando– no se convierte en desesperación.
Sostener mis opuestos me aporta serenidad y valor.  Esta práctica espiritual para las dos manos combina el estilo de la presencia de mente con el trabajo psicológico de la autoestima.
Puedo estar en mi dificultad como testigo, no como demandante o juez:
<<Aquí estoy en esta situación, y estoy en ella de lleno, respirando en ella. Al mismo tiempo, soy consciente de que puedo afrontarla y pasar por ella sin quedar desolado. Puedo confiar en mi capacidad para no sentirme dramáticamente abrumado ni quedar estoicamente sin afectar. Sentir de esta manera mi capacidad me libera del miedo, ya que el miedo florece con la impotencia. Me imagino sosteniendo en una mano mi dificultad y en la otra mano mi fuerza para afrontarla. Una mano está presente con serenidad; la otra está trabajando valientemente. Cuando sostengo ambas realidades de esta manera, soy condescendiente con las cosas tal como son, y también estoy haciendo todo lo que puedo para mejorarlas. Según crece mi valentía para cambiar lo que se puede cambiar y mi serenidad para aceptar lo que no se puede cambiar, encuentro la sabiduría para saber la diferencia. Por ahora, afirmo que soy capaz e afrontar cualquier cosa que me suceda durante el resto de mi vida. He afrontado tantas cosas hasta ahora que sé que seré capaz de afrontar lo que quede. Y si necesito refuerzos, los encontraré. Nada pondrá mi vida patas arriba que me deje derrumbado[…]>>
Cualquier suceso que sostenemos con ambas manos combina la realidad con la esperanza de la renovación. Esto es lo que afrontar significa a veces.{p.45}
107.- MUERTE Y RENOVACIÓN
En el zen japonés, la naturaleza se entiende como algo integral con la iluminación. Según la visión ecológica de Buda las cosas naturales están interconectadas.
La verdad de la transitoriedad es visible en la naturaleza, ya que las cosas no dejan de cambiar.
Cuando notamos que las cosas existen tal como son y no necesariamente como queramos nosotros que sean, se hace evidente la verdad de la importancia de no tener apegos.
La mística Hildegard de Bingen (de religión católica romana) dice: “Todo lo que está en los cielos, en la tierra y bajo la tierra está permeado de conectividad y de inter-relación”.
A la mayoría de los hombres nos asusta la idea de la muerte, y nos rodeamos de personas y cosas que puedan ayudarnos a prolongar la ilusión de permanencia. Como nos asusta la pérdida, acopiamos y nos aferramos. Afrontar la realidad de los finales, el nuestro y el de otros, es una manera más de fomentar la visión espiritual. Nuestro final  como seres humanos es un retorno a la Fuente; es así como la naturaleza humana se repliega en sus orígenes. Como dice la reina Cleopatra, en el drama de Shakespeare, lo que imaginamos como meramente mortal resulta tener “anhelos inmortales”.
[…]
Decir  a la vida y a la muerte es trascenderlas. Puede que la inmortalidad sea una manera de describir esta dimensión de nuestro ser que no está delimitada por el tiempo, lo que Carl Jung llamó el Ser. Esto puede suceder cuando efectuamos la transición de vivir egocéntricamente a vivir cosmocéntricamente: nuestra vida más amplia en la bondad.  Ciertamente, puede que la inmortalidad sea lo que sucede cuando nos sumamos al proceso de la evolución y dejamos que su objetivo sea el nuestro. […]. {p.46}

¿Es nuestra creencia en una vida venidera ó en la reencarnación un dato del mundo arquetípico o un amortiguador contra el golpe del primer hecho de la vida (que la vida se acaba) ?  {p. 47}
Puede ser que la vida eterna no sea lo mismo que la vida venidera.  Puede ser que la vida eterna sea una vida más larga que lo que el ego puede llegar a comprender. ¿Puede ser que la vida eterna signifique entrar en la interconectividad y ser liberado de la ilusión de la separación? ¿Puede significar la vida eterna continuar regresando mediante renacimientos?
Recordemos la afirmación de Einstein de que la energía no se puede crear ni destruir. {p.47}
Un  incondicional tiene poder sobre la vida y la muerte. Esa es la fe que, paradójicamente, se hace más fuerte cuando aceptamos la muerte y dejamos lo demás de este inmenso universo del que hemos venido de alguna manera y al que volveremos también de alguna forma. Nuestra reabsorción en la inmensidad del ser puede ser un equivalente de la vida eterna. Entonces, la Vía Láctea se convierte simultáneamente en esposa, niño y madre. {p.48}
No sabemos los seres humanos cómo seguiremos viviendo o cómo será posible la promesa que se nos ha hecho de ser inmortales. Pero si asintiéramos afectuosamente al hecho inexorable de que moriremos, podríamos vislumbrar otra manera de vivir que se regocija valientemente en un sí a lo que es y a lo que será. Eso puede sentirse como la inmortalidad. Quizás la muerte sea entregar el reino del ego –y el cuerpo, su palacio—a la liga de estrellas y mares.
El cuerpo místico del universo reabsorbe nuestra energía y la redistribuye de acuerdo con el nivel de evolución que hayamos alcanzado durante nuestro breve, agitado y extático reino.
Sólo tenemos que confiar en la paradoja de la naturaleza: soltar cada instante y, no obstante, estar enteramente aquí y ahora.
Está contento quien accede a la mortalidad…; como el mar…; que en su rendición encuentra su continuidad”. ( El poema de Marianne Moore  “ ¿Qué son los años?”){p. 48}
Al decir sí a los hechos de la vida,
que pueda dar la bienvenida a las primaveras y a los inviernos de mi vida con similar gratitud, y que pueda ser siempre capaz de guiar y calmar a los que se aferran demasiado a la vida ó huyen de la muerte demasiado frenéticamente”. {p. 48}
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